El frío de la noche ha calado en mis débiles huesos, mi calor se evapora sin remedio en la espesura de esta abrupta madrugada. La adversidad a la que nos enfrentamos es extrema. Hace una semana que partimos con la promesa de una vida nueva…
"Un paraíso os espera al final del viaje" Nos dijeron...
Que lejanas quedan ahora esas palabras, cuando el hambre ya se ha convertido en un dolor extremo que nubla mi entendimiento, maldigo la hora que inicie este viaje. Dos de mis compañeros han perecido ante mis ojos en este rudo camino. Observo las almas apagadas de mis compañeros de viaje, la mirada perdida que todos tenemos en este momento; enloquecidos por la nueva desgracia que se avecina.
Miramos con impotencia el incremento de las heridas de esta patera, sacamos de forma inútil la poca agua que podemos, aunque el nivel del agua sube sin remedio. Los gritos de pánico desgarran en el silencio del mar. Mis pies entran en contacto con las gélidas aguas.
"Un paraíso os espera al final del viaje" Nos dijeron...
Que lejanas quedan ahora esas palabras, cuando el hambre ya se ha convertido en un dolor extremo que nubla mi entendimiento, maldigo la hora que inicie este viaje. Dos de mis compañeros han perecido ante mis ojos en este rudo camino. Observo las almas apagadas de mis compañeros de viaje, la mirada perdida que todos tenemos en este momento; enloquecidos por la nueva desgracia que se avecina.
Miramos con impotencia el incremento de las heridas de esta patera, sacamos de forma inútil la poca agua que podemos, aunque el nivel del agua sube sin remedio. Los gritos de pánico desgarran en el silencio del mar. Mis pies entran en contacto con las gélidas aguas.
Recuerdo el rostro de mi familia…
-Padre no os podré ayudar… -Grito, a los cuatro vientos-
Moriré estoy seguro… no se nadar.
Este crudo relato se repite cada noche mientras tú disfrutas de tu cómoda vida…
¿Qué hacemos para impedirlo?
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