Mis ojos se han vuelto vidriosos
Mi alma rebosó de dolor
Mis huesos son de hielo
Ya no tengo corazón
Mis lágrimas se acabaron
Hiel amarga
Hasta mi sobra se esfumó
Sólo vago, sólo duermo
Pero no recuerdo mis sueños
La misma sensación
El mismo dolor que siempre me acompañó
Perros callejeros.