-Hola amigo, ¿Qué tal estás? Me alegro de encontrarte...
-Aléjate de mi... no vuelvas, ¡vete!
-No me puedo ir... soy parte de ti
-¡NO! Nunca serás parte de mí, me lo has robado todo.
-Yo no te he robado nada... simplemente tuviste mala suerte.
-Sí, estuviste a mi lado, un tiempo, y ahora quieres volver de nuevo, ¿No?
-Nunca me fui
-Sí que lo hiciste, hubo un tiempo en que las cosas me fueron bien.
-No, no fue así, simplemente afrontaste las adversidades con optimismo y ahora no lo haces, por eso me vuelves a ver.
-¿Quieres decir, que si soy optimista jamás tendré mala suerte, no te veré?
- Siempre la tendrás, pero no la apreciarás igual que lo haces ahora.
-Vaya, me siento mucho mejor, no importa que no tenga empleo, que hayan embargado mi vivienda y que la nevera este vacía porque todo saldrá bien. ¿No, amiga?
- Así es
-Que mal mientes
-Lo sé
Moraleja:
Se puede tener mala suerte y llorar por ello eternamente... O tener la misma mala suerte y sonreír. Las cosas joden igual, pero al menos estarás de buen humor.