lunes, 1 de diciembre de 2008

EL CALLEJON



Todas las noches al cierre del bar, mi jefe me pregunta: ¿Te acerco a casa? Y yo siempre le contesto igual… No, no hace falta vivo muy cerca de casa. El a su vez no hay noche que no me conteste lo mismo: ¡Si yo fuese mujer como tú, no sería capaz de irme sola a estas horas!
Llevo haciendo este recorrido cinco largos años, así que ya he perdido el poco miedo que podía tener.El sonido de mis tacones se acentúa a medida que me adentro en el oscuro y estrecho callejón que desemboca en la calle donde vivo. Algo se distingue a lo lejos parece una persona, viene hacia mi, por su complexión parece que sea un hombre, me estoy empezando asustar, jamás me crucé con nadie a las tres de la madrugada en éste callejón. Me aferro a mi bolso con fuerza y sigo caminando, aparentemente decidida. El sonido de nuestros pasos, se acompasa, estamos a unos metros, pero la oscuridad me impide discernir el rostro del hombre que se aproxima hacia mí. De pronto un temor invade mi alma, soy mujer, tengo 29 años, aquel extraño puede intentar cualquier cosa conmigo, este lugar está totalmente a oscuras y por aquí no suele pasar casi nadie… me empiezo a poner muy nerviosa, el hombre está muy cerca, ahora veo que aquel hombre oculta su rostro, doy media vuelta y echo a correr, pero ya es tarde…
El extraño se abalanza sobre mi y me tira al suelo, doy varios gritos, e intento defenderme como puedo, pero recibo un fuerte golpe en la cara que de deja semi inconsciente, aturdida, puedo sentir como sube mi falda y aparta mis bragas… siento un empujón, otro y otro más fuerte. Su aliento repugnante golpetea mi cara, el movimiento cesa. De repente un frio metal entra en mi abdomen, me corta la respiración ¡me ha apuñalado…! Antes de desvanecerme escucho un susurro:
“Tenías que haberme dejado acompañarte”
   "LA LIMITACIÓN MÁS GRANDE DEL SER HUMANO RESIDE EN SU PROPIA MENTE."