martes, 1 de septiembre de 2009

La batalla de la montaña infernal



La tormenta arreciaba, los relámpagos y los truenos fulminaban el silencio y la oscuridad en el sendero tenebroso de las almas perdidas... La lluvia se incrementaba en armonía con ventisca desatada por el mal.
Kaos, un fornido guerrero conocido por su bravura, y con el cuerpo tatuado por las cicatrices de sus múltiples enfrentamientos, se abría camino de forma decidida entre las sombras y la densa niebla de la montaña infernal. Asía entre sus manos con fuerza una espada de fuego, que ofrecía una tenue luz en aquella espesa negrura... Doce pruebas habían precedido al encuentro con la diosa de la oscuridad, la muerte. La misión de Kaos parecía sencilla, tenía que derrotarla para conseguir la salvación y la libertad del alma de su amada Anuk, ya que se encontraba encarcelada en el corazón de la montaña infernal.
Kaos, mantenía su mente fría, su pulso firme, y sus músculos en tensión... Estaba prevenido para salvar cualquier contratiempo, para derrotar a la propia dama oscura y arrebatarle para siempre su mortífera guadaña.
A medida que se acercaba a la montaña infernal, se escuchaban con mayor nitidez los alaridos tenebrosos de las almas castigadas, quejidos que se hacían ensordecedores y que ponían los bellos de punta.
Una enorme caverna se abría ante él, del interior cientos de espectros horribles jugueteaban en el aire, mientras reían y atacaban a traición a Kaos, éste se defendía de forma hábil, desintegrando a cada ser que tajaba con su espada.
Miles de esqueletos humanos hacían de alfombra en el interior de la cueva, algunos llevaban tanto tiempo allí que al pisarlos se desmoronaban crujiendo bajo los pies de Kaos... La cueva se estrechaba cada vez más, Kaos apenas se podía mantener erguido.
A lo lejos se podía discernir una enorme cúpula, Kaos aceleró el paso...
Allí estaba, con su capuchón negro y calavera por rostro, con la mirada fija y penetrante clavada en él, acomodada en un trono adornado con restos humanos, friccionando con sus manos huesudas el cortante filo de la guadaña creando un sonido desagradable y estridente...
- Te estaba esperando... – dijo la muerte, en tono burlón- has tardado mucho en llegar aquí, Kaos.
Kaos no dijo nada... simplemente se lanzó como una fiera blandiendo su espada al aire, cuando estaba a punto de alcanzar a la muerte con su espada, ésta simplemente se esfumó, el golpe fallido dio de lleno en el trono que se partió en dos.
La muerte se materializo ante Kaos...
- Pagarás con tu alma... - Sentencio la muerte, mientras atacaba a Kaos.
La lucha fue frenética, Kaos apenas se podía defender del los incesantes ataques de la muerte... después de una larga lucha sin tregua las fuerzas de Kaos comenzaron a flaquear, aun así, Kaos acertó un estoque que atravesó el esqueleto de la muerte, para su sorpresa, no le infringió daño alguno... La dama oscura observo la mirada aterrorizada de Kaos y comenzó a mofarse de él.
- No puedes matarme, yo soy la muerte... –Dijo la dama oscura.
Kaos, bajó la mirada visiblemente abatido.
- Si no puedo liberar el alma de Anuk, me quedaré con ella... – Gritó Kaos mientras clavaba la espada de fuego en su pecho.
Desde entonces las almas de Kaos y Anuk, permanecen en el corazón de la montaña infernal...
La muerte sin su trono se ve obligada a vagar en el inframundo arrebatando la vida de todo aquel que se cruza es su camino.
No lo olvides... te está acechando
   "LA LIMITACIÓN MÁS GRANDE DEL SER HUMANO RESIDE EN SU PROPIA MENTE."