jueves, 22 de enero de 2009

LA GARITA



Al entrar al cuartel, a todos los soldados nos contaban la historia de la garita: Cuentan que algunas noches se escuchan los mismos disparos que acontecieron aquel trágico día. Un soldado de reemplazo llamado Julián de la Vega, se suicidó mientras hacía el servicio de vigilancia en aquella garita; se descargó todo el cargador en su cuerpo. Junto al cuerpo sin vida se encontró un extraño dibujo hecho con su misma sangre en la pared donde se encontró apoyado el cadáver se podía distinguir claramente: un ser deforme y horrendo, con grandes colmillos y brazos en cuyas manos se apreciaban enormes garras. A partir de aquel trágico suceso, nadie quiere hacer guardia en aquella garita, la mala fama, y la lejanía del cuartel, sumado a la carencia de luz, hacen que aquel lugar sea tenebroso; nadie quiere pasar una fría noche allí. En más de una ocasión los soldados que ocupaban ese puesto, lo han abandonado en mitad de la noche, aterrados y diciendo que escuchaban sonidos extraños. Estos últimos sucesos han llegado a oídos de mi Capitán, esta noche hará el la guardia para darnos una lección y demostrar que allí no ocurre nada que es simple sugestión.
Hace tan solo unos minutos, hemos escuchado disparos procedentes de la famosa garita; toda la guardia se dirige hacia allí, las armas están cargadas, nos acompañan nuestros perros, están muy nerviosos y ladran sin parar, los soltamos antes de llegar, y corren hacia la garita, pero antes de llegar allí vuelven hacia nosotros con el rabo entre las piernas… nos seguimos acercando con cautela. ¡Mi Capitán! ¡Mi Capitán! Repite nuestro Cabo. Nadie contesta, nuestros rostros muestran temor, ni siquiera las armas automáticas que portamos nos infunden valor. Estamos a solo unos metros, el Cabo me hace un gesto para que vaya a ver. Temeroso y mirando hacia atrás, trago saliva y con el pulso tembloroso apunto nervioso a cada paso. Al llegar allí me quedo paralizado… el Capitán está muerto, tiene varios disparos en el pecho en la pared dibujado con su propia sangre esta el mismo dibujo de aquel extraño ser, pero hay una frase… “Es verdad… lo he visto ahora viene a por vosotros” Escucho los disparos de mis compañeros miro atrás y veo aquel ser atacando a mis compañeros, las balas no le hacen nada, con sus garras decapita ante mis ojos a varios soldados. ¡No quiero morir así…!
Aterrado, apoyo la bocacha contra mi pecho y aprieto el gatillo.
   "LA LIMITACIÓN MÁS GRANDE DEL SER HUMANO RESIDE EN SU PROPIA MENTE."